domingo, 5 de julio de 2009

Historia Y Prehistoria

Se considera la presencia de población humana desde circa el 11.000 a 10.000 aP. Se encuentran vestigios de pueblos cazadores recolectores datables desde el 8500 aP. Hace 3000 años se verifica la existencia de una pastoricia o ganadería trashumante de auquénidos y casi inmediatamente la existencia de caravanas que desde las zonas altas establecían circuitos comerciales con las zonas bajas; uno de las primeros asentamientos permanentes data de hace entre 3000 y 2000 años uno de los más antiguos sitios arqueológicos que revelan una sedentarización se encuentra en Palo Blanco (Suroeste de Catamarca), la sedentarización permitió una incipiencia de agricultura (con también incipientes controles de riego, gestión del agua dulce y acumulación —en depósitos— de los excedentes) esto fue correspondiente con el desarrollo de la cestería y, especialmente de la cerámica (hasta llegar a la coroplastia), es decir; ya hace entre 3000 y 2000 años existen poblaciones agroalfareras en la región siendo en tal aspecto las primeras de todo el actual territorio argentino.
Entre el
500 y 1000 d.C. ocurrió el llamado Período de Integración Regional caracterizado por el establecimiento de una compleja red social con intercambios económicos transversales entre las diversas etnias de la región, tales intercambios solían ser de minerales (cobre, malaquita, obsidiana) obtenidos en las zonas cordilleranas a cambio de productos vegetales (como el alucinógeno cebil utilizado exclusivamente por los "chamanes" en los ritos) y plumas o nutritivos frutos de chañar y mistol procedentes de las yungas y de la región chaquense.

Pucará de Tilcara (Jujuy)
Entre el
1200 y 1400 la región sufrió extremas sequías lo cual provocó fragmentaciones, guerras endémicas cuyo foco se ubica en regiones tan distantes como el norte del Perú y que se extienden en cadena a lo largo del espacio entre las etnias para obtener recursos; tal estado de guerras interétnicas impuso la consolidación de núcleos étnicos diferenciados en pequeñas ciudades fortificadas (chichas en el extremo norte, atacameños en la Puna y la Quebrada del Toro, omaguacas en gran parte del actual Jujuy y norte de Salta, "diaguitas" (principalmente la Cultura Santa María en las regiones montanas y pedemontanas de Salta, Catamarca, durante ese mismo periodo la zona recibió el influjo cultural del Horizonte Tiwanaku, tal influjo se observa no sólo en las artes sino en práctica religiosas y militares — auge de las "cabezas trofeo" de los enemigos decapitados —). Al finalizar ese período y aprovechando la debilidad de las etnias existentes se produce la irrupción de los incas y la anexión de la mayor parte del territorio al "Tucumán" del Tawantinsuyu (Varios etnohistoriadores como Ana María Lorandi consideran que el Tucumán era un territorio separado del Collasuyo), el dominio inca fue breve aunque dejó algunos notorios rastros culturales: extracción de los recursos naturales para transportarlos al centro de su imperio, para esto se creó el sistema de pistas llamado Kapak Ñan (literalmente "Gran camino" usualmente conocido como "Camino del inca") y se estableció la imposición de la prestación personal entre los sometidos (la mita si la sumisión era relativamente pacífica, o el yanaconazgo y deportaciones para los más rebeldes) acompañado con establecimiento de depósitos como collcas, y tambos, la demolición de las fortalezas preincáicas y la construcción de nuevas fortalezas en función a las necesidades imperiales (los pucaras) , el desarraigo de etnias que opusieron resistencia tal cual se verifica en el despoblamiento de Tastil, deportación de mitakuna (mitimaes) desde regiones septentrionales, practica de sacrificios humanos en las cumbres de las montañas tal como se verifica en el Volcán Llullaillaco, incluso la destrucción de los cementerios de los pueblos "diaguitas" (palabra cuyo significado proviene de la aimara thyakita = "lejanos" — en relación al Cusco o a Tiwanaku — ) para provocar una amnesia histórica ya que la mayoría de los pueblos originarios del NOA rendían culto a sus antepasados; los incas substituyeron tales sistemas de creencias por una religión de estado en la cual la casta inca era homologada al sol lo cual les permitía racionalizar el control y enajenación de los recursos económicos regionales: 1/3 de lo producido era para el inca, otro tercio para Inti o dios-sol y solo otro tercio quedaba para las poblaciones productoras. La parte oriental de las actuales provincias de Salta, Tucumán y casi todo el territorio de Santiago del Estero se mantuvo independiente de los incas efectuando las etnias de esa zona (vilelas, lules, toconotés, wichis etc.) frecuentes incursiones sobre las zonas controladas por los incas. Los lules y toconotés fueron llamados despectivamente "surí" (luego transliterado al español como xurí y jurí), los wichi fueron motejados de "matacos" otros pueblos chaquenses de "cuncos" y "chavancos" por los invasores quechuas y sus aliados aymaras.
La irrupción de nuevos invasores (los
conquistadores españoles), empeoró la situación para todas las etnias locales las cuales tras enconadas resistencias como las Guerras Calchaquíes sufrieron una gran merma demográfica en gran medida debido a las enfermedades procedentes de Europa (viruela, sarampión y ciertas cepas gripales) para las cuales los autóctonos carecían de inmunidad y en parte debido a la desestructuración de las economías o la extenuación de los nativos en la exacerbada copia de prestaciones personales que hicieron de las ya existentes desde la invasión inca: las mitas mezcladas con las encomiendas.
El
siglo XVIII presenta dos rasgos contrapuestos: una consolidación del poder español y algunos movimientos de rebeldía asociados lejánamente a Túpac Amaru. En todo caso durante la colonización española se emprende la introducción masiva del cultivo de algodón en el oeste santiagueño, la producción de vinos, olivos, lanas de ovejas y cabras, la cría de mulas y caballos (particularmente en Salta, Tucumán y Jujuy) para abastecer, junto con Tarija las demandas del Alto Perú; el sistema económico entonces desarrollado implicó una primera industrialización: -por ejemplo- carretas, talabarterías, aguardientes en Tucumán. Ponchos y diversos lienzos (barracán, picote, barchila, anascote) en Catamarca, Salta, Jujuy.De este modo con la creación del Virreinato del Río de la Plata y la inclusión del NOA en dos intendencias: la de Salta del Tucumán y (la parte norte) de Córdoba del Tucumán el inicio del siglo XIX encontró a la sociedad criolla lo suficientemente madura como para asociarse en la Guerra de Independencia que derivó de la Revolución de Mayo, fue en tal época que los principales combates (como los de la Guerra Gaucha) tuvieron como escenarios principales los territorios de Jujuy, Salta, Tucumán y áreas vecinas.

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